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¿Qué es el Día de Muertos y por qué se celebra en México?

¿Qué es el Día de Muertos y por qué se celebra en México?

El Día de Muertos es una de las tradiciones más emblemáticas y coloridas de México. Lejos de ser una ocasión triste, esta festividad es una celebración de la vida, el recuerdo y el amor por aquellos que han partido. Cada año, el 1 y 2 de noviembre, las familias mexicanas se reúnen para honrar a sus seres queridos con altares, flores, comida y arte, en una mezcla única de cultura prehispánica y religión católica.

En las ofrendas, colocamos ciertos elementos que muestran esta mezcla de creencias, así como el amor que cada familia refleja en los arreglos de cada altar. No pueden faltar:

  • Veladoras y cirios. Es la luz que guía y da paz y esperanza a las almas.

  • Incienso. Es el aroma que purifica el ambiente.

  • Agua. No puede faltar pues calma la sed de nuestros difuntos.

  • Sal. Se coloca para que el espíritu que llega de visita no se pierda ni se corrompa durante su estancia en el mundo de los vivos.

  • Flor de cempasúchil. Se cree que su aroma y color ayudan a las almas a llegar hasta su ofrenda, que para este 2021 se logró una producción de 2 millones 800 mil plantas.

  • Pan de muerto. Tradicional que por su forma representa el ciclo de la vida y la muerte.

  • Fruta. Además de los alimentos preferidos de los difuntos, hay frutas tradicionales que se colocan en la ofrenda, como:

    • Mandarina. 
    • Caña 53 millones.
    • Guayaba.
    • Naranja.
    • Jícama.
  • Calaveritas. En la antigüedad se utilizaban cráneos de verdad que después fueron sustituidas con calaveras hechas de azúcar, chocolate o amaranto.

  • Papel picado. no sólo le da color a la ofrenda, sino que representa el aire, uno de los cuatro elementos que debe estar presente en cualquier ofrenda.

  • Alimentos. Se acostumbra colocar los alimentos preferidos de los difuntos.

  • Fotos. Se colocan las imágenes de las personas a quienes se les honra con esa ofrenda, siendo el detalle más emotivo e importante.

🌼 Origen del Día de Muertos

La celebración tiene raíces ancestrales. En la época prehispánica, los pueblos como los mexicas, mayas, purépechas y totonacas ya rendían culto a la muerte como parte natural del ciclo de la vida. Creían que el alma de las personas seguía su camino en otros mundos después de morir, y por eso, les ofrecían comida, objetos y rituales para acompañarlos.

Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, estas costumbres se mezclaron con la festividad católica del Día de Todos los Santos, dando origen a lo que hoy conocemos como Día de Muertos. Así, el 1 de noviembre se dedica a los “angelitos” (niños fallecidos) y el 2 de noviembre a los adultos.

💀 ¿Por qué se celebra?

El Día de Muertos se celebra como una forma de mantener vivos los recuerdos y el legado de quienes ya no están. Lejos de temerle a la muerte, en México se le rinde homenaje con respeto, humor y color. Es una forma de decir: “No te olvido, y mientras te recuerde, sigues aquí conmigo”.

Los altares (u ofrendas) son el corazón de esta celebración. Se decoran con flores de cempasúchil, veladoras, papel picado, fotos del difunto y platillos que solían gustarle. También se colocan calaveritas de azúcar, pan de muerto y bebidas como tequila o atole. Todo está pensado para que las almas regresen a visitar a sus seres queridos por una noche.

🎉 ¿Cómo se celebra hoy en día?

Aunque la tradición tiene siglos de historia, el Día de Muertos sigue más vivo que nunca. Se celebran desfiles con catrinas, concursos de altares, visitas a los panteones adornados con velas y flores, y eventos culturales en todo el país. Además, gracias al cine y la cultura pop (como en la película Coco), esta tradición ha cruzado fronteras y hoy se reconoce como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

🧡 Una tradición que honra la vida

El Día de Muertos es mucho más que una fecha: es una forma única de ver la vida y la muerte. Es amor, identidad, historia y arte. Es una oportunidad para recordar con alegría, compartir en familia y celebrar que, mientras haya memoria, nadie se va del todo.